Córdoba. Siglo XI.         

           Al ser asesinado el califa omeya Al-Mustakfi, su  joven hija Wallada, de extraordinaria belleza e igual temperamento, rompe con lo establecido y en vez de entrar a formar parte del harén, se desprende de su velo e instaura en Córdoba un salón literario de encuentro con el pensamiento y el alma de la ciudad. 
            

            Esto no es muy bien visto por ciertos sectores de la sociedad musulmana de la época, lo que provoca intrigas y poderosas envidias.
             Ibn Zaydun, joven noble de excelente posición, con gran influencia política y sin duda el intelectual más elegante y atractivo del momento, acudía al salón de Wallada. Una noche, entre versos, sus miradas se cruzaron. El poeta y la princesa se amaron en secreto, derramando las más ardientes líneas.
           

             Ibn Abdús, poderoso visir del califa, promovido por la envidia y los celos, urde una horrible trama; convence a una criada de Wallada para que entre en la cama de Ibn-Zaydún, y los hace descubrir. 
           

            Ahora los versos de la hermosa joven son desgarradores, y los del poeta de arrepentimiento, en la lucha de dos amantes heridos, que se desencadenará con la prisión de Ibn-Zaydún.
           

           Finalmente, el joven escapa a Sevilla, haciéndose visir de Al-Mutamid; y Wallada acaba perdiendo su posición y riquezas, y termina en brazos del traidor Ibn Abdús, con quien nunca se casó, pero a quien recurrió bajo su protección.

 

           Así envejecieron hasta cumplir más de 80 años. Cuentan algunos cronistas que Wallada murió en el 1091, cuando los Almorávides llegaron a al-Andalus.